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La violencia humana nace del ego en primer lugar. Una vez que se proyecta del ego a la sociedad regresa de vuelta a su emisor aumentada y sin corregir. Una religión o un texto sagrado que adora a un dios belicoso no es más que una impostación. Los dioses violentos, xenófobos e intolerantes son falsos dioses; y tampoco se necesita ser demasiado clarividente para descubrir en ese montaje al ego disfrazado de teólogo o de apologeta. Si bien es cierto que la religión alumbra fanatismo, también lo hace la política, el militarismo, la economía y hasta el arte. Pero detrás de todo ello se encuentra el yo.
Tu afirmación de que el espíritu es una fantasía es falsable. No has explicado qué es el espíritu y tampoco qué es una fantasía. Confundes el significado con el significante y, a partir, de tal impostura lanzas un dogma. O te explicas mejor o tu afirmación no deja de ser un ejercicio de fanatismo.
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